octubre 17, 2010

Del verbo acostumbrarse...


Mentira que te acostumbras. Uno dice que sí, pero nel. No es cierto.
La violencia que abraza la ciudad es común y es cotidiana. Es tema de conversación en cualquier lugar, es incluso, un tópico natural en los niños. Esta generación ha crecido viendo soldados y escuchando balazos. Hablan de eso como de cualquier programa de televisión. Pero no es cierto que uno se acostumbra.
Porque cuando te acostumbras a las cosas es como si dejaran de importarte. Las haces o las dejas de hacer en automático y no te causa problema alguno. Sin embargo, uno no se acostumbra a escuchar balazos. Cada vez se siente ese encogimiento en la panza. Cada vez se siente ese frío que te recorre el cuerpo. Y tratas, casi siempre, de hacer que no pasa nada. Y tratas, casi siempre, de hacer como que sigues con tus cosas. Pero por dentro te cagas machín. Te da miedo. Sientes pena por ti y por los demás por vivir así. Sientes impotencia. Sientes coraje y sientes hartas ganas de llorar.
Y ves a quienes no ocultan su miedo, a los que se tiran al piso o se ponen de espaldas a una pared y hasta te burlas y les dices: ¡Ay, ya, no es para tanto. Nomás son balazos”. Pero por dentro dices: “Shingado, estoy igual de asustado que tu, pero no voy a ceder. No voy a darle cancha abierta al miedo”. Entonces le dices que tu ya estás acostumbrado a eso.
Pero cuando los vidrios truenan o se rompen por el sonido de una bazuca. O cuando escuchas el golpe seco de un carro y luego el PUM.PUM.PUM. duro, cortado, sin eco… es un abrazo helado. Y nadie se acostumbra a un abrazo helado.
Así que la próxima vez que me preguntes si ya me acostumbré a estar en esta ciudad y te diga que sí, y te asegure además que no es para tanto, que nomás son balazos, ya sabes lo que pasa. 

octubre 12, 2010

México conquistado


Que hoy se festeja el Día de la Raza. Que quiere decir que es el día en que Cristobal Colón descubrió America. Que es el día de la conquista de los españoles.

La cosa es que la raza que había, la mataron. Cristobal Colón ni siquiera sabía qué era América y la conquista fue una masacre bien mal pedo comandada por un puñado de delincuentes que cruzaron el mar.

Sí, yo estoy de acuerdo en que el progreso requiere sacrificios y sí, el nacimiento de una nueva cultura fue doloroso, como supongo que son todos los nacimientos (más los de barro cuando te caen en el dedo chiquito)… Pero también es cierto que los que llegaron acá eran lo peorcito de aquellos lares. Puro mamarracho enfermo de herpes… que no nos vengan con cuentos.

Somos, como dicen los Cadillacs, puro hijo bastardo de colonias asesinas. Y esta celebración a la matanza de indígenas como que no me gusta. A lo mejor estoy viendo nomás el árbol y no el bosque, y a lo mejor debería pensar más en lo bueno que nos trajeron como los espejos que son tan útiles, o las posadas tan llenas de ponche y colación. Debería.

Y no quiero parecer que soy la clásica mexicanita acomplejada por la llegada de los españoles, invadida por añejos rencores sociales y sobreviviendo al trauma del conquistado. Nel pastel. Reconozco y agradezco muchas de las cosas que nos trajeron  (sin contar Locomía, por supuesto).

Agradezco el lenguaje con el que ahora escribo mis piensos. Agradezco la arquitectura colonial y el arte sacro. Agradezco el café y el tabaco. (Ahora se cómo se escribe masacre, sé que tumbaron pirámides para poner cruces, que nos trajeron a la inquisición, que vamos a tener los dientes amarillos y nos vamos a morir de cáncer).

Todo está muy bien, nomás que no le hayo chiste a celebrar algo que fue mal hecho. Que fue genocidio. Que fue barbarie. Que fue muy feo de modos, pues.

octubre 11, 2010

'No nos merecen'


Mañana juega en Tri ante Venezuela. Es un partido que no tendría la menor importancia si no fuera por el “choneo” que traen detrás.

Primer acto
Los jugadores hacen una fiesta… una señora fiesta! tras el encuentro amistoso que jugaron el 7 de septiembre el Monterrey, y que ganaron, apenas, 1-0.
Luego, salen a la luz pública truculentos detalles de tan sonado bacanal y lo que pudo ser la reunión del año terminó en nota de revista de espectáculos, en donde exhibieron hasta el más mínimo detalle de la fiestecita.

Segundo acto
Llegaron los castigos por parte del director de selecciones nacionales e inmediatamente después, los reclamos y manoteos de los jugadores, aderezados con algo así como una cartita a santa, en donde, palabras más palabras menos, pedían la renuncia del mentado director acusándolo, entre otras monadas, de terrorista y “sugiriendo respetuosamente” que por favorcito no los volvieran a convocar a la selección hasta que el mequetrefe ese que los castigó estuviera lejos lejos.

Tercer acto
Los seleccionados dicen que siempre sí nos van a hacer el favor de venir al juego ante Venezuela, pero que antes quieren hablar con los directivos para exponer su pliego petitorio.
La reunión fue hoy y les dijeron algo así como que sí van a correr al terrorista, pero no ahorita.

Opiniones al respecto hay muchas. Este es mi blog, tons’ esta es mi opinión.

Hay una frase, creo que de Galeano, que dice algo así como: No culpes al pañuelo por tus mocos. Aplica perfecto.
Aquí la molestia de las reinas futbolistas fue que los exhibieron bebiendo y teniendo encuentros cercanos del tercer, cuarto y no se cuántos tipos más… y que además, los castigaron.

A ver, la fiesta existió. El travesti y el alcohol también. Los batos son lo que se conoce como “figuras públicas” que, si bien pueden hacer con su cola un papalote, sí deben tener la claridad para hacerlo en los lugares y en los tiempos correctos. No después de un Mundial en el que nos ofrecieron poco menos que basura. No después de un juego en el que sólo consiguieron un gol y no mostraron ni ganas ni entrega ni nada… no después de vendernos sándwich y darnos más que puro…. No se vale.

Ahora, dicen que la cosa no va por ahí, que lo que realmente quieren es que se les tome en cuenta en la Federación, que se les respete como jugadores y que, claro, se les dé más varo por los juegos que hacen en Estados Unidos. En su derecho están, pero que recanija casualidad que luego de años de opresión por el poderoso, se deciden, justo ahora después de su desmadrito, a levantar la voz.
Es como si luego de años de robarle su maíz, el indio se revela ante el patrón justo cuando le sube el precio al mezcal. No checa.

A mi la neta me parece berrinche de vedet venida a más. Yo en lugar de los de la Federación, desde que llegó la cartita esa les hubiera dado las gracias. No quieren venir, no vengan. Pa’ como han jugado ni falta que hacen. Seguro hay shingos de morritos en la liga local, que si bien no tienen las “tablas” que tienen los que juegan en Europa (o los que nomás ESTÁN en Europa calentando bancas) seguro tienen hartas ganas de ponerse la playera de México y salir al campo a partirse la madre nomás por el puro gusto de decir “soy seleccionado nacional”.

Ah pero también pidieron, además de la renuncia, que el terrorista inconsciente que los castigó por borrachos se disculpe con ellos en cadena nacional. Qué modos son esos de andarlos regañando si ellos ESTÁN EN EUROPA!!! Conocen mundo!. Carajo.

Pero digo...  ¿Que se disculpe por qué??? ¿Por sancionar el mal ejemplo? ¿por quererle dar seriedad a una camiseta verde más decolorada que trapo de cocina? … Como diría Juanquis: Sabe mami.

Falta ver cómo salen mañana a jugar, ya que nos van a hacer el grandísimo favor. A ver si no se les ocurre sacar una manta que diga: “No nos merecen”.

octubre 05, 2010

Refritos 2.0


Ante la inusitada ola de reclamos y peticiones que urgen la actualización de este blog, y ante la carencia absoluta de imaginación en estos días, me veo en la penosa (pero efectiva) necesidad de sacar del baúl de los recuerdos esta pintoresca y embriagante historia. Al fin que para muchos esto será nuevo y para otros será harto nostálgico.

Pinche Gobierno

Al lado del MUNDO R hay un bar. No un bar en donde las morras se ponen chaquiritas y brillos en la cara. No. Un bar…Cantina, pues. Con puertas de madera pintada de azul (como la muñeca, pero sin su canesú) que se abren de par en par sin distinción. Puertas, digamos,
democráticas.
Cuando iba a la tiendita de doña cuca (muy puta por cierto…doña cuca, no yo) podía escuchar el tintineo de los vasos de cristal levantándose en aras de la salud de alguien. Reconozco que mi corazón se llenaba de envidia…de la mala, de cuál otra va a ser?
A veces, coincidía mi regreso con la entrada triunfal de algún ansioso parroquiano en busca de dios. Hombre con la mirada fija en la gloria que lo esperaba a pocos pasos.
Entraba quitando el espeso velo azul y se alcanzaba a ver un "anafre" en donde se quemaban las pepitas. Se escuchaba también a los viejitos cantando al son de una igualmente vieja (y desafinada) guitarra.
En esos breves segundos en que las puertas de madera me permitían ser testigo del OTRO MUNDO, se alcanzaba a ver también a las meseras llenas de carnes. Rebosantes. Con faldas cortas, medias brillosas, zapatos de tacón (porque así, las nenas se ven mejor) y cabellos alborotados y llenos de super punk.
A veces, pocas veces, el destino me permitía presenciar la caída de algún grande. Y es que los escalones de la entrada no son del todo prácticos y hay quienes dan su mal paso sin necesidad de tanta pasión.
Era entonces cuando los curiosos dejaban por un momento su letargo alcohólico para presenciar la función del águila que cae…así podía yo darme cuenta de que las paredes están llenas de cochambre. Que el piso tiene cuadros que dan la impresión de que un día fueron rojos y que los manteles de las mesas tienen flores marchitas de tanto que les
tocan una y otra otra vez la que se fue...
Pero hoy todo acabó. Fui a la tienda y unas enormes letras negras sobre fondo blanco me dieron justo en medio de la frente. CLAUSURADO.
No por favor! Por qué a mi, Dios, por qué??
Por un momento no supe de mi. El tiempo se detuvo. Contuve la respiración para ver mejor (por alguna extraña razón veo mejor así…debería hacerlo más seguido). NO-PINSHES-MAMES, pensé.
Mi único consuelo fue que no era la única con el mal pensamiento rondando como zopilote sobre la carroña…con pequeñas letras garabateadas en color rojo alguien se me había adelantado y escribió sobre el fondo blanco: "Pinche gobierno". 
Estuve de acuerdo y cual vándalo sinaloense, saqué mi marcadorcito del Office Depot y agregué: "Neta que si". 
Fui feliz.
Besos de negra sin clausura

septiembre 12, 2010

La risa, remedio infalible…



Según el novelista francés Víctor Hugo, risa es el sol que ahuyenta el invierno del rostro humano. Y según un proverbio japonés, el tiempo que pasa uno riendo es tiempo que pasa con los dioses.
Mi amigo Wikipedia dice que la risa es la reacción biológica de los humanos a momentos o situaciones de humor: una expresión externa de diversión.
Y todos coinciden en que reír es saludable. Dicen que oxigena el cerebro, disminuye la presencia del colesterol en la sangre, que favorece la digestión, aumenta el ritmo cardíaco y el pulso, y hasta ayuda a reducir la glucosa en sangre.
Sí sí, muy bonito todo… peeeeero…
Con temor a que se me tome como una amargada (tiemblo sólo de imaginarlo) la risa tonta, fácil, constante y castrantemente insistente está lejos, lejísimos de ser un sol en invierno, mucho menos de ser un tiempo con los dioses y yo no siento que a nuestra protagonista, a quien convenientemente sólo llamaremos X, le llegue mucho oxígeno al cerebro (en el supuesto caso de que éste existiese)
El caso es que X tiene severos problemas con la risa. Problemas sobre los cuales yo he desarrollado mis teorías (casi todas tienen que ver con desordenes y deficiencias mentales) pero la más fuerte indica que, así como hay personas que sufren incontinencia urinaria, X padece (y yo sufro) de incontinencia risal. No tiene control de su risa y ésta sale espontánea a la menor provocación. Incluso, sin provocación alguna.
La mujer puede reír lo mismo porque alguien dice “prendan la luz” que cuando pasan los videos de los animales más graciosos del universo sideral. Para ella es igual de hilarante.
Lo terrible es que la pobre tiene una risa tan sosa, tan fea y tan irritante... es como una gota de agua en la madrugada cayendo en el fregador después de una borrachera. Dolorosamente molesta.
Y lo peor es que para su incontinencia no hay pañal adulto que resuelva el asunto.
Ella ríe. Ríe desde que llega a la redacción hasta que (gracias a los dioses) se va.
Ríe porque la saludan, ríe porque la ven, ríe porque la foto está fuera de foco, porque hay tres ahogados, porque mataron a un velador, porque llovió... ríe, ríe, ríe como pico de pájaro carpintero taladrandome los ojos...
Y yo sufro. Sufro inconmensurablemente. Me pongo los audífonos con Black Sabath a todo lo que da, pero los decibles de su risa están diabólicamente diseñados para colarse entre ... But some stupid with a flare gun...  We had to find another place...
Es la cosa mala.
La risa nunca fue tan abrumadora. Que no me venga Víctor Hugo con que es un sol... la de X es una tormenta eléctrica mientras yo, indefensa, sostengo un pararrayos.


agosto 17, 2010

Las letritas del horror


(Por los tiempos en los que Récord no me pagaba... salud!)

La explicación de todo está aqui:
Todo comienza con una simple pregunta:
Has visto a changos ciegos chateando?…
Sabes porque no??
Porque todos están ocupados capturando la información en las oficinas
del Servicio de Administración Tributaria (mejor conocidas como SAT,
por el significado real de su nombre: Cerdos Insensibles Burócratas de
Mierda…me vale madre si no coinciden las siglas!).
Durante este mes, mi existencia (ya de por sí miserable) se ha
limitado a las visitas conyugales a la dichosa secretaría de gobierno.
Y digo conyugales porque cada que voy me ensartan con algo…perdón por
la finura.
El trámite se antojaba sencillo: darse de alta en Hacienda. Qué
complicación puede tener ponerse de modo pa que se lo shinguen con los
impuestos?
La lógica parecía estar de mi parte, pero mi vida no es vida si no se
me complican las cosas al grado máximo.
Debí suponer que la experiencia de escalar con medio pulmón el cerro
del Tepozteco y que no me dejarán llegar a la cima (ya te contaré) era
una mala señal.
Todo en las oficinas del SAT está dispuesto pa que uno se confunda.
Desde los papelitos que te dan a la entrada que marcan el número 6745,
cuando en la pantalla aparece con rojo deslumbrante el 0045ª, hasta
las sillitas y el café que te invitan a ponerte cómodo…la amabilidad
en el gobierno siempre da mala espina.
Aparte…apaaaaaarte, tienen tele con sistema de cable en donde puedes
ver al Mel Gibson y no a los Almada o al Pepito contra los
Moztros…desde ahí uno sabe que las cosas no andan bien…onde quedó en
nacionalismo? Onde?
Total que después de exhaustivo análisis del proceso numérico, por fin
aparece el 6745 y la ventanilla asignada.
Llegué y estaba un morro del servicio social. Nomás le faltaba un
letrerito que dijera: Disculpe, apenas estoy aprendiendo a ser
burócrata y descortés.
Pos que mi trámite no era darme de alta, porque no sólo tenía un RFC,
tenía dos…aaaandele. Así que "altas" son las que me sobran.
Entonces vino la sencilla explicacion del trámite que me corresponde:
"Primero tiene que hacer algunos cambios de domicilio fiscal. Uno de
Culiacán (primer RFC) a Nuevo Laredo (segundo). Entonces va a tener
dos de Nuevo Laredo. Pero como so no se puede, ya que tenga esos dos,
entonces hace cambio de domicilio fiscal de Nuevo Laredo a México…y
luego otra vez del OTRO Nuevo Laredo a México. Eso se hace con la
forma R1 que necesita en original y copia y con el Anexo 4, también
con copia, un comprobante de domicilio, vigente, con la dirección
nueva, su identificación con foto, la forma R2 que es para la baja de
un RFC incorrecto, con el Anexo 2, para registrar el nuevo domicilio,
el acta de nacimiento, una flor anaranjada que no sea silvestre, la
saliva de un oso polar, un diente de león, y luego todo eso lo
multiplica por el cuadrado de los catetos y la mitad de la hipotenusa
y le da el 3.1416, que me lo entrega en original y copia, no?"...
Y cuando vio mi cara de "explícame como si tuviera seis años y retraso
mental severo", sólo hizo una pequeña mueca y grito como en mercado:
EL QUE SIGUE!…(UN KILO DE PAPAS!!!)
Luego me explicaron que ese proceso tarda de 20 a 25 días hábiles en
procesarse. Y ya después viene la parte sencilla, que es la siguiente:
Una vez que estén capturadas las dos direcciones en una sola y la baja
del RFC incorrecto (que tarda otros 15 días apaaaarte), hay que hacer
una Ampliación de Obligaciones Fiscales. Que es el mismo formato R2,
pero con el Anexo…sepa su madre.
Una vez procesado eso (ya sabes, los changuitos en shinga con todo y
rata) entonces me darán la Cédula Fiscal, que por lo regular tarda
OTROS 15 días, pero hay una opción que es en 48 horas la entrega.
Tengo que llevar una copia del estado de cuenta del banco con la
dirección nueva, el comprobante de domicilio y la identificación.
Fácil.
Una vez terminado ese proceso, todo será dicha y felicidad…tendré que
mandar hacer los recibos fiscales, investigar qué cosas son deducibles
de impuesto, pedir facturas, hacer la declaración bimestral, contratar
un contador y vivir pendiente de los cambios de obligaciones y
requisitos que Hacienda ponga…muero del gusto.

Mando besos con el IVA desglosado

agosto 03, 2010

La ciudad de la indiferencia


(Octubre, 2005. Otro del recuerdo...)

Hay un hombre en la esquina de Universidad y Eje 10. No tiene piernas, pero a nadie le importa. Se llama Julián, pero eso tampoco importa. La gente pasa a su lado y sólo se cuida de no tropezar con él.
Está encima de una tabla a la que le adaptó unas gastadas llantitas de patineta. Debieron ser amarillas, pero entre la tierra y el smog, su color ahora es indescriptible. Esa es la única manera que tiene Julián para poderse mover.
"¿Una silla de ruedas?, no, pos' ni que fuera rico. Aquí uno tiene que improvisar, ser creativo, buscarle el modo a la vida para que la vida no se lo joda a uno”, explica el hombre con su voz aguardentosa, consecuencia de años de buen trago.
Julián tiene las manos negras de tanto limpiar el suelo de esta ciudad en donde la indiferencia es el único pan de cada día.
"Aquí nadie te mira, no esperes que la gente se detenga a darte ni una sonrisa…menos una moneda", advierte Julián, mientras le quita los "pochotes" a su desgastada gabardina a cuadros rojos y azules. De esas que son como cobijas de albañil.
Y es que, cuando tenía piernas, Julián también tenía trabajo. Era "maistro". Y le gustaba machin. No era de esos albañiles que terminan haciendo mezclas por pura necesidad. No. Julián tuvo otras opciones de trabajo, pero esa fue la que le gusto.
"Tenía un chingo de jale… salía re bien para vivir decentemente. Hasta mis alipucitos me alcanzaba a comprar", recuerda y un garabato de sonrisa aparece en su rostro rojizo por el frío.
Pero de esos tiempos ya hace mucho. Julián tiene ya 16 años que no puede caminar… sí, fue el alcohol. Tan bueno y tan malo.
Un pesero distrae la atención del hombre que borra el garabato de su rostro y espera quieto con la mirada puesta en las puertas verdes de la sardinera ruta 46.  Hasta parece que deja de respirar. Pero sólo se está preparando. Cuando la gente comienza a bajar, Julián estira su mano negra de tierra y escupe una inentendible petición. Aquí no importa lo que se diga, lo importante es que la gente sepa que se está pidiendo algo y sienta la pena suficiente para conmoverse.
Pero pocos son los tocados. Le caen nomás 15 pesos en monedas de dos y de 5. Tampoco está mal, dice y vuelve a la plática.
Estábamos en el asunto ese del alcohol. De la mala suerte.
Se acuerda perfecto. Como si la memoria se empeñara en mentarle la madre todos los días con ese recuerdo. Era martes, dice, y le cambia la voz.
"Martes… ni te cases, ni te embarques… ni te pongas borracho". Julián aún tiene ánimos para hacer la broma. No le queda de otra.
Estaba echándole tirol al techo de una casa en la Magadalena Contreras. Tiene la dirección "en la punta de la lengua". Pero no se puede acordar. Da igual.
Fue un mal paso. Como los de las señoritas de rancho. Eso fue lo que le pasó. No tanto por la borrachera. Tampoco estaba perdido… por lo menos eso cree. O quiere creer.
"Imagínate que la agarre contra el alcohol… eso sí serían chingaderas, no?", cuestiona mientras estira rápido su mano renegrida a una mujer con zapatos negros, de esos que tienen una punta picuda como tres número más grande que el pie. No recibe ni una mirada.
"¿Ves?… aquí a la gente le vale madres la gente", asegura convencido y voltea a verle las nalgas a la indiferente mujer. Hace un gesto de aprobación. Pero nada del otro mundo.
Julián no vive en ningún lado. Duerme donde le da sueño y come cuando puede. A veces, dice, va con doña Jose. Una mujer de edad y peso avanzados. Tiene una fonda cerca de la escuela de Odontología. Es comprensiva y siempre tiene un taco para él.
"Pero uno no puede ser encajoso… ¿si me entiendes? Si voy diario la voy a hartar y un día me va a mandar la chingada…por eso nomás voy cuando de plano ya la tripa se pone necia", asegura el hombre y se rasca la cabeza que ostenta una mata seca y grisácea.
Julián se queda callado un momento y mira sin mirar los miles de carros que cruzan a toda marcha por el Eje 10.
En ese momento, una muchacha con un aguado pantalón café le estira la mano y le pone 5 pesos. Julián la mira complacido y le responde con la educación de un caballero: "Gracias, reinita… que Dios te de más"… y luego voltea con mirada pícara y comenta: "ya salió pa' la mona".
Se guarda la moneda y se pone en marcha. Empujándose fuerte con las manos renegridas de tanto limpiar el suelo de esta ciudad en donde la gente le vale madres la gente.

julio 30, 2010

Un día común



-  Una del recuerdo, para que no se note el olvido...
(octubre, 2005)

Hoy me divertí mucho haciendo rechinar mis nuevas chanclas de baño.

Qué dócil y versátil es el plástico mojado…debería haber un champú para eso…"champú para chanclas, deja sus chanclas más sedosas y más manejables"…sería lindo.

Logré hacer ruidos como de gato atropellado en versión "Atropellado Machin" y "Atropellado Leve"

También conseguí un inquietante tono de ratón chiquito y otro de niño de 3 años haciendo berrinche. Ese casi no me gustó.

Sin duda, mi vida es cada vez más excitante.

También preparé macarroni an chis. Mientras hacía los ruiditos. El agua tenía espuma cuando hirvió, pero creo que era por la mantequilla…la mantequilla hace espuma, no?... si no, entonces algo estaba mal. Al final quedaron buenos.

No hice nada más. Llegué a la redacción del MUNDO R. Me senté frente a esta máquina y no volví a saber nada de nada. Sólo que hay futbolistas que ganan el equivalente a la deuda externa de su país. Qué mierda...y yo sin cobrar mi sueldo.

Besos de negra común

julio 28, 2010

Después de la tempestad...


 A don Rogelio le duele la espalda de tanto estar sentado en ese viejo bote de plástico. Le duelen los pies de tanto remojarselos en agua y le duelen las manos por las malditas ‘riumas’. Pero lo que más le duele a don Rogelio es ver su casa convertida en madera remojada flotando en medio de la enorme laguna en la que se ha convertido todo su terreno.

Cuando avisaron del huracán ‘Alex’, el hombre, quien tiene más de 20 años viviendo en las márgenes del Río Bravo, pensó que iba a ser como con los otros. No fue así.

“Siempre dicen que la creciente, que va a crecer, que hay que salirse, que el río es muy peligroso y todo… pero nunca nos había pasado nada”, reconoce don Rogelio, con la mirada clavada en una de sus gallinas que flota junto a los restos de una jaula.

Desde donde está sentado, sólo se alcanza a ver una parte del techo de lámina de su casa. La copa de unos árboles y montones de plumas de gallinas revueltas con botellas de plástico, bolsas transparentes y pedazos de lo que alguna vez fue una cerca pintada de azul.

Un mechón de cabello amarillento le sale por un lado de su gorra desgastada. Desgastada como sus quejas con el Municipio, de donde no ha podido sacar ni una sola de las 43 mil despensas que el Gobierno de Tamaulipas prometió para los damnificados.

Dice que tenía como unas 20 gallinas y dos marranos. De las 20 que tenía, unas se le murieron la primera noche que tuvo que dejar su casa porque comenzó a meterse el agua… las otras, sabrá Dios. 

"Lo mismo que a los marranos, se las han de haber llevado algunos de los ‘coyotes’ que anduvieron saqueando las pobres casas los primeros días después del huracán", dice, más con la resignación que deja la molestia.

Y es que cuando pasó la tempestad de ‘Alex’ llegó de todo, menos la calma.

Llegaron los ‘coyotes’, llegaron los soldados, llegaron los moscos, llegaron los malos olores, llegaron las ‘riumas’, y llegaron esas jodidas ganas de llorar que no lo dejan ni un rato… pero don Rogelio no llora, se aguanta… y no por macho, si no por miedo a tirar más agua. No vaya a ser.



julio 17, 2010

De los ladrillos rotos...


En Pedro Páramo, una de mis novelas favoritas, llega un momento en que Juan Preciado se da cuenta de que todos en Comala están muertos. Juan Rulfo escribe sobre la muerte y aún así el relato es hermoso. En la vida real, hablar/escribir de la muerte no tiene tanto encanto.

Si era niña (y era), yo quería que se llamara Sofía. Fernando prefería Victoria. Ambos concluimos que los dos nombres juntos no combinan, entonces no decidimos. Ahora habrá tiempo para repensarlo. Para volver a estar indecisos.

Para muchos (para mi), escribir es la mejor (única) forma de curarse. Es la mejor (única) forma hacer que las heridas se hagan costra. De sacar eso que te duele, exprimirlo, extenderlo en una hoja blanca y dejar que se seque poco a poco… Es la mejor (única) forma de dejar de ser un ladrillo roto en una barda desecha.


julio 05, 2010

El día que el Internet superó a la ciencia médica

El sábado tenía cita con la doctora para que me hiciera el “eco” y por fin saber si debo tapizar de rosa con princesas o de azul con carritos el cuarto del engendro.
Resulta que cuando llegué, la secretaria había cometido un lamentable error y no me tenía apuntada. Con jeta y todo hicimos cita para el lunes (es importante destacar que las citas son a las 9 de la mañana y que yo, en todo mi plan de mujer embarazada con posibilidades, dejé mi trabajo matutino argumentando que necesitaba dormir más…. Entonces, la sola levantada ya es un punto en contra).
El lunes, de nuevo medio dormida y molesta (a mi me molesta despertarme, siempre. Alguna vez leí que no se puede esperar nada bueno de un día que comienza con tener que levantarse, y desde entonces es mi filosofía de vida) llegamos al consultorio, de nuevo con la renovada esperanza de saber el sexo del frijol.
Oh, sorpresa. Pues a la doctora le surgió una “complicación” en un parto y pues con la pena pero lo de saber nimiedades lo dejamos para otro día… “usted ponga fecha”, dijo con aquella desfachatez la secretaria.
Cómo pa’ qué, dije yo, si de cualquier forma me va a ver cuando quiera. Total que salimos y de despedida le dejamos a la secretaria el clásico, pero infalible: “Yo te llamo luego para reprogramar la cita” (tu no me llames, yo te voy a llamar).
Tras esos dos tropezones con la ciencia, me decidí por la opción a la que llegan todos los desesperados: el Internet.
En complicidad (por coincidencia) con Ana encontramos una serie de respuestas que sólo nos comprobaron que el Internet está, por mucho, más avanzado que la pobre ciencia médica.
En una página con sólo mi edad y la fecha de “preñez” me dijeron que era niña. Cero complicaciones, adiós ultrasonidos y tonterías de esas... además era cosa de los Mayas, y a mi me perdonan bastante, pero  los Mayas eran de todo, menos una bola de ignorantes.
En otra, que también se veía muy seria, decía que sólo tengo que tomar una pequeña muestra de orina y mezclarla con Drano. Así de simple. Con algo que uno tiene en su casa, sin necesidad de aparatos especiales ni nada… explicaba la sesuda página que, dependiendo del cambio del color en la misma, yo estaría esperando un varoncito, una niñita o una explosión... riesgos menores con tal de saber de qué color pintar las paredes, digo yo. (Ese lo dejé pendiente para un día menos nublado)
Y por último, pero no al final, encontramos la inescrutable y ya clásica prueba de la aguja colgando de un hilo rojo sobre la panza. Si hace ruedas es niña, si hace rayas es niño… aquí, además de que el método es fácil de encontrar en Internet, incluye también cuestiones de física, para aquellas personas quisquillosas. Internet y física? Ni quién mate ese par. La aguja con el hilo rojo hizo ruedas... niña será.
Dos de tres, es más de lo que cualquier apostador necesita para convencerse, y yo no soy ningún apostador y sí muy fácil de convencer (si no lo fuera no estuviera buscando saber el sexo de nada).
Así que, con tantas respuestas flotando por la red, no pienso, en absoluto, hacer ninguna cita con esa bola de charlatanes que sólo quieren quitarme mi dinero… aunque también pensé en la opción de ir, ya con los resultados de mis tres pruebas de Internet en la mano, y ahí, delante de todos los demás ingenuos que como yo han caído en sus garras, desenmascararlos y así evitar que sigan haciendo tanto mal.

junio 27, 2010

‘Tropecé de nuevo y con la misma piedra’


Era 2006 y era en Alemania. Era México y también era Argentina. Soñábamos.
Soñamos desde los primeros 5 minutos de ese encuentro de cuartos de final. Rafa Márquez anotó y volamos con la mente al anhelado quinto juego.
Cinco minutos después nos regresaron de un jalón a tragar pasto. Hernán Crespo encendió a los 10 mil argentinos que hasta allí hacían un enorme esfuerzo para que sus voces no quedaran sepultadas en la marea tricolor de sombreros y matracas.
Pero todavía México dominaba, jugaba bien, mostraba nivel. Entonces llegó Maximiliano, Maxi Rodríguez para ellos, y cual emperador, conectó un gol digno de la más alta aristocracia del balón. ¡Qué ganas de fusilarlo!
Hasta ahí llegamos. Y todos hablamos durante meses de esa eliminación. De lo bien que jugaron y de lo mal que se siente perder así, de que si no hubiera sido por ese golazo, de que estuvimos tan cerca…
Y pasaron cuatro años, cuatro entrenadores, cuatro meses de concentración… y al cuarto partido: ¡tómala! La misma historia. Diferente, pero igual. Diferente porque no fue “el gol más hermoso del Mundial” el que nos estropeó el sueño, pero igual porque como quiera no habrá quinto partido.
Ahora hablaremos del robo del juez de línea. Y sí, robó. Robó y lo supo. Se lo restregó a lo alto y ancho la pantalla gigante del Soccer City. Y fue con su cara de dolor ante el árbitro a decirle: Se me hace que sí la cagué. Pero ya. No lo anularon y no lo iban a anular. Nomás que el Tri se quedó engranado, enojado, haciendo berrinche, sufriendo por su condición de víctima, lloriqueando como niñas. Se olvidaron del juego, del balón y del quinto partido…
Apareció Osorio (“más si Osorio un extraño enemigo”), y el tipo seguro seguía viendo la pantalla gigante cuando le regaló el segundo gol a Argentina. El tercero fue una cosa inevitable.
Luego llegó el “Chicharito” a salvar un poco el honor. Pero igual aquí estamos, de nuevo hablando de lo bien que comenzaron jugando y de lo mal que se siente perder así, de que si no hubiera sido por ese error del árbitro, de que estuvimos tan cerca…

junio 18, 2010

El sistema no funciona



Hoy fui al seguro para que me entregaran mi tarjetón de citas.

“¿Dónde va la fila?”, pregunté más dormida que despierta, a eso de las 7:10 de la madrugada.

Una amable mujer con cara de que le acababa de llegar la requisición para pago de impuestos estiró airosa su mano derecha y cual saeta apuntó, digamos, unos 12 metros de personas sentadas, ansiosas y somnolientas.

Respiré profundo y caminé como condenado a muerte. Como sin querer llegar, pero deseando que ya pasara el mal trago.

Me senté al lado de un tipo que traía un celular de esos que también tienen para escuchar música (díganme anticuada, pero para mi un celular es para hablar, un ipod es para escuchar música y una cannon es para tomar fotos) el caso es que el tipo decidió que a todos nos gusta la música guapachosa y tenía su aparetejo sonando alegremente una canción en la que un “cantante”, con voz de vendedor de plátanos, le pedía a una mujer algo muy raro que la verdad no pude (ni quise) entender.

Delante de mi, una señora o embarazada (o muy gorda) trataba, en vano, de mantener la cabeza derecha. Parecía de esos perritos que ponen algunos en los tableros de su carro y que se mueven con singular alegría al compás de los baches.

Me senté y esperé. Como quiera ya estoy esperando, dije como consuelo.

No habían pasado ni 15 minutos cuando una mujer nos despertó a todos con un sonoro: “A ver!, los que no vayan a hacer ningún trámite y nomás vengan de acompañantes les voy a pedir que se salgan. Los demás se me recorren para que la fila no se vea muy larga”… 

Para mi gusto, le faltó un contundente: ORALE! Si se puede acompañado de un chasquido de dedos para darle más fuerza. Ella no lo consideró necesario.

Como en pleno naufragio, mujeres, niños y ancianos primero, se fueron desamodorrando para quitarse de la fila, y que no se viera tan larga (aquí la filosofía aplicada por el personal del IMSS es que, no importa qué tan rápido o eficientemente atiendas a las personas, lo importante es que no se vean muchas).

Total, se fueron los acompañantes y nos recorrimos todos como 25 centímetros. Fue muy reconfortante pues, al menos a mi, me dio la idea de que en vez de 4 horas, estaría unas tres y media. Respiré profundo otra vez.

Como no es la primera vez que escucho los mitos y leyendas que suceden cuando uno va a hacer un trámite al seguro, me fui preparada con un librito de unas 340 páginas que me prestó un amigo y que, para no desentonar, se llama La Mala Racha…

Ahí esperé, leyendo tranquila y resignadamente.

Yo puedo presumir que tengo una capacidad de aislamiento sorprendente, sin embargo, por más que me concentré en la lectura, me fue imposible no escuchar al niño que pedía desayuno a gritos, a la señora que vociferaba improperios y a su desconsolada hija que contaba como hace cuatro años que a su mamá se le fueron las cabras al monte. Claro, la desconsolada hija lo decía con más tacto y muchos más detalles.

Mientras leía, de vez en vez alguien hacía un ruidito tipo carraspera para informarme que ya se había recorrido la fila, entonces yo me movía. Por lo menos dejé de preocuparme por estar al pendiente de eso.

Luego pasó un rato particularmente más largo cuando nadie carraspeó. Me salí del libro para averiguar, y resultó que las ventanillas, de la 1 a la 4, estaban vacías (aquí es bueno precisar que cuando llegué las ventanillas 1 y 2 ya estaban solas. Tienen cuatro porque así venía en los planos de construcción, pero realmente sólo se abren dos y, con suerte, una funciona).

El caso es que detrás de esos cristales numerados sólo había desolación. 

Pasaron como 15 minutos y decidí que era buen tiempo para, por lo menos, ir a preguntar qué carajos estaba pasando. 

Me acerqué a una ventanilla sin número donde una mujer de lentes bifocales perfectamente incrustados a media nariz tecleaba algo y veía de reojo, y sin levantar la cabeza, la pantalla gris y arcaica de su PC.

“¿Sabe si ya no van a dar tarjetones de citas?”, le pregunté, he de reconocerlo, muy cordialmente.

“ No sé. Yo no estoy aquí”, aseguró contundentemente.

Por un momento sentí frío. Porque si ella no está aquí y yo la estoy viendo, entonces se me hace que tengo que cambiar la cita del ginecólogo por la del siquiatra, porque juro que la veo.

Justo en ese momento, apareció (pudo aparecer en medio de una nube de humo, pues a estas alturas mi mente seguro me estaba jugando trucos) otra señora con olorosa taza de café en la mano. Se acercó y me dijo:

“Lo que pasa es que el sistema no funciona”.

Eso me queda claro, pensé. Si el sistema funcionara yo no tendría porqué pasarme dos horas delirando, haciendo fila con un montón de zombies somnolientos esperando por un mugroso tarjetón de citas.  

Con esa respuesta deduje (porque lista sí soy) que la mujer de los lentes incrustados era como del departamento de sistemas y estaba intentando reparar el sistema... por eso "no estoy aquí", si no en el departamento de sistemas... aaaaaah) me regresé a mi lugar y me entretuve leyendo cómo le daban una shinga a un negro estafador con muy mala suerte, pero gran corazón.

No sé cuanto tiempo pasó, pero cuando me tocó el turno, entregué papelería a otra mujer que seguro tampoco estaba ahí, pero que puedo asegurar me murmuró algo de un número de consultorio, me señaló una guía y, sin quitar la vista de la pantallita gris gritó: “El que sigue!”.

Me fui feliz. Casi a medio día, con un tarjetón en la mano y la hora programada para la consulta con el siquiatra.

junio 17, 2010

Así sí baila mi'ja con el señor


Que si el gol del “Chicharito” era fuera de lugar. Que si el penal que cobró Cuauhtémoc nunca existió. Que si Francia no anda en su mejor nivel… nada de eso, nada, me impide hoy poder decir que esa Selección sí me agrada matarile-rile-ron.
Además, si Francia no anda en su mejor momento, es asunto de los franceses y del astrólogo que traen como entrenador. Y si fueron goles ilegales o no, los bleus no están en condiciones de reclamar juego limpio. Llámenle justicia futbolera o llámenle a un irlandés para ver qué opina.
Y ya lo veo venir: “Claro, convenenciera, como hoy sí ganaron, pues ahora sí todo son elogios”…
Por supuesto! No voy a elogiar a quien pierde. Aunque lo haga con decoro. Es más, es lo menos que espero de alguien que pierde, que por lo menos pueda argumentar que peleó hasta el final, aunque eso no le quite la derrota de la frente. 
Y es que, pongámoslo así: Yo no estoy obligada a que me guste el equipo. No porque sea MI selección debo cegarme y festejarle cualquier cantidad de desaciertos. Entendámonos: NO-SON-DE-MI-FAMILIA a quienes uno quiere y perdona por defaul (por lo menos yo a los míos).
Con la Selección no. 
Sí, ese equipo es parte de nosotros. Es una extensión de nuestro país. Pero eso no quiere decir que a chaleco le tenga que perdonar todo, y mucho menos elogiarlos cuando pierden. Puedo seguir poniéndome la camisa verde y puedo, como lo hago, seguir deseando que gane, pero de eso a que me guste cuando pierde, pues hay un abismo.
Y no me gusta cuando pierde, precisamente porque sé que puede dar más. Si yo supiera que nuestro tope es sólo pasar la fase de grupos o sólo llegar al mentado quinto partido o estar siempre en los primeros 16 del mundo, pues aguantaba callada… pero no.
Por eso da coraje cuando van y hacen sus tonterías. Cuando uno los ve trotando en el campo como si estuvieran cortando flores. Cuando sacan un empate con una selección que NO-ES-RIVAL. Cuando no ganan a pesar de que sabemos que pueden hacerlo.
Cuando era chica mi mamá me decía: Si yo supiera que eres tonta ni te exigía, pero como sé que no, pues no quiero el 8, quiero el 10. Así es el truco. Así lo aprendí y así lo creo.
Hoy me gustó la Selección porque no se hizo menos (aunque eso no es novedad: Grande con los grandes, pequeño con los pequeños), pero sobre todo, porque CONCRETÓ y, simple, porque GANÓ. 
Porque tampoco me hubiera gustado si no se hace menos si muestra su nivel si se pone a tú por tú con un ex campeón del mundo... pero al final, “por circunstancias del juego”, sale sin el triunfo.  

junio 13, 2010

'Ya no quiero ser torero'



Ayer salió una nota en Reforma de un torero que, en plena faena, salió huyendo y se tiró tras del ruedo del que sólo salió para cortarse la coleta y decir que mejor ya no quería ser torero.

"La profesión que yo creí que era mía no lo es, respeto y admiro a todos los toreros, hay que tener muchos huevos para ponerse delante de un toro, y a mí hoy, me faltaron", dijo el hombre aun con las piernitas guangas de la impresión.

El juez de plaza Roberto Andrade ordenó que aprehendieran al torero (ahora, ex torero) Christian Hernández, pues estaba faltando al compromiso para el que había sido contratado. Como quiera el bato dijo, pos que me arresten pero yo al ruedo no vuelvo, no vuelvo y no vuelvo.

Y aquí entra uno en contradicciones. El tipo dice que no tiene huevos para torear. Pero, por otro lado, tiene los huevos suficientes para decir: La neta no puedo. Yo pensé que sí, pero pos no.
Eso, hay que reconocerlo, tiene mucho valor.

Imagínate un mundo de caramelo donde un político, el que quieras, cite a rueda de prensa y diga: “La profesión que yo creí que era mía no lo es, respeto y admiro a todos los políticos, hay que tener muchos huevos para ponerse delante de un país / estado / municipio / dependencia de gobierno  y a mí hoy, me faltaron".

Que chulada de pelao’. Yo en ese momento le ofrezco mi amistad. Ya no mi dinero ni mis ilusiones de cambio, pero sí lo llevo un día a comer a la casa (aunque a la hora de la salida le pase báscula, porque pues hay mañas que no se quitan, por muchos huevos que tenga uno).



 (Foto: Agencia Reforma)

junio 11, 2010

¿Cómo te voy a querer?

10 semanas de "concentración"
12 días de "aclimatación" en Sudáfrica
8 partidos de preparación.
10 jugadores con experiencia en equipos europeos
Y por supuesto, millones de dólares corriendo sobre el pasto.
Y al final ...
1-1

Empate. Empate triste, desabrido. Molesto empate de sólo un gol.

Tengo que reconocer que yo me había emocionado. Me puse la camisa negra. Mi marido se puso la verde nos despertamos temprano y los dos creímos en México. Creímos machin.

"Es Sudáfrica, aunque sea el anfitrión... es Sudáfrica, por dios!.
Número ochenta y tantos en el ranking de FIFA, sin un jugador 'estrella', un país que lo suyo, lo suyo, es el rugby... "

 Y empate.

México hizo lo que mejor sabe hacer: fallar.
Opciones tuvo, dominio tuvo, control tuvo y confianza tuvo... la cosa es que el jueguito se trata de meter el maldito balón en la portería!

Y todavía Javier Aguirre sale a decir que impusieron su estilo... claro! el estilo ese de llegar y llegar, fallar y fallar... no, pos qué bonito pinche estilo!

Pero lo peor, lo peor, es que al final del partido hubo quienes salieron a festejar.
Qué festejan??
La mediocridad de un equipo que te vende sandwich y te da... pena???

Pena es lo que da y pena es lo que dan quienes le solapan todo. Quienes asegura que "jugaron bien"...
Se ganó? no, verdad?
Entonces no se jugó bien carajo!.
El juego es para ganarlo... para divertirse que vayan al Six Flag, donde no les pague yo el boleto, donde no reciban millones (tuyos y míos, eh) por ir a "jugar bien". Que dejen de hacer sandwich y se pongan a hacer goles. Eso deben hacer.

No, señores, no jugaron bien... no jugaron bien porque se trata de ganar y no ganaron. No se vieron bien porque, entendámoslo, sólo los italianos se ven bien jugando aunque pierdan. Pero ese no es el punto.

mayo 30, 2010

Cosas rotas


Pablo Neruda tiene un poema a las cosas rotas: “Se van rompiendo cosas en la casa, como empujadas por un invisible quebrador voluntario”, dice.
Cuando lo escribe él, pues suena bonito. Cuando pasa, no es nada lindo. 
Esta semana ha sido la semana de las cosas rotas. Nada de metáforas endulzadoras de realidades. Cosas de verdad, rotas de verdad.
La primera cosa rota fue el vidrio lateral de la camioneta. El lunes. Tenía un golpe que, nuestras teorías de investigación (más tipo PGR que tipo CSI) determinaron que fue un desafortunado accidente, sin culpables, por supuesto. Pero, cuando fuimos a la vidriera nos dimos cuenta de que lo más desafortunado no era el golpe, si no los 2 mil 200 pesos que costó el accidente.
Desafortunado: persona sin fortuna.
Eso fuimos nosotros cuando dejamos esa fortuna en manos de un señor que ni siquiera usa camisa interior y que en menos de 5 minutos puso en su sitio el vidrio aquél que, con lo que pagamos, esperaba yo ver algo así como un cristal tipo LCD o que viniera con alguna etiqueta de “hecho por mano de obra infantil tailandesa”… pero nel. Era un vidrio mucho más corriente que común, porque además, tardó dos días en llegar.
Pero apenas era miércoles. Justo regresaba yo a 35 kilómetros por hora (no se fuera a romper de nuevo la tele de plasma que me vendieron como vidrio lateral) cuando noté una singular rayita en el cristal del parabrisas.  No le di la menor importancia. Luego, como que me pareció que la rayita se movía. Eso no puede ser, pensé yo llena de confianza. Entonces, justo en un alto, le seguí el rumbo con la vista a la misteriosa y activa raya… cuando llegué al origen, sentí que se me fue el aire. Un shingazo, pequeño pero jodedor, justo en el lado del copiloto del parabrisas. Como una sutil telaraña de la que salían hilos de plata que abarcaban ya en ese momento casi todo el vidrio.
¿Por qué cuando uno se encabrona por cosas tan absurdas se talla la cara fuerte con las manos como si eso resolviera algo? 
Es un misterio. 
El hecho es que tallé mi cara fuerte con las manos como si eso resolviera algo. 
El chiste: mil 200 pesos. Menos que el plasma, eso sí. 
Pero apenas era miércoles.
El jueves me desperté mal. Con esos achaques de señora embarazada, pero de las que tienen dinero. De las que se pueden dar el lujo de quedarse en la casa con las patas levantadas y nomás esperando que María les lleve el agua fresca. 
No está de más aclarar, que no son de esas. Y que conste que no es porque yo no quiera o me parezca superficial. No lo soy porque no tengo posibilidades, así que con todo y mis achaques me fui a trabajar. Mal todo el día. Mal. Mal.
En la noche cuando llegamos a la casa, subí a la recamara mientras mi marido (dechado de virtudes – y a falta de María- ) preparaba algo para cenar. 
Me acerqué al mueble donde está la tele para tomar un libro. De repente, me movieron el piso. Sentí como si llevara unas 7 caguamas y anduviera en ayunas. Luego me sentí livianita, livianita y entonces como que me “desvanecí”, y de todos los rincones de la casa en donde pude haberme desvanecido sin peligro y a placer, lo hice junto a la tele. Trágicamente junto. 
Por un momento como que se me oscureció el mundo y la luz llegó cuando escuché clarito las 42 pulgadas caer al piso y hacerse garras.
Si había dicho al principio que no había metáforas en este cuento de cosas rotas, me retracto. Juro que escuché el corazón de Fernando romperse en pedazos. 
Ya estaba el pobre parado en la puerta de la recamara con un plato en cada mano. Vi cómo se le iba el color de la cara (cosa nada fácil).
Aún así, tengo que reconocer que tuvo el arrojo de: 
1) no soltar los platos
2) primero ver si yo estaba bien 
3) no dejarme en ese momento y para siempre
Dos minutos de “estás bien?, qué te traigo? Siéntate aquí” y luego... su mirada al piso. 
Esa mirada igualita a la de cuando tienes 6 años y atropellan a tu perro frente a ti. 
No esperé a que me pidiera unos minutos a solas con “ella”. Tuve el aplomo de salir de la recámara y dejarlo ahí, con sus sueños igualitos que el vidrio lateral, el parabrisas y la tele… rotos machín.
“Que suene como un río lo que se quiebra, y que el mar reconstruya con su largo trabajo de mareas tantas cosas inútiles que nadie rompe, pero se rompieron”, dice el buen Neruda.

mayo 27, 2010

De primera mano



Desde que era pequeño, a Rogelio le gustaba mucho saber sobre el narco. Los muertos, las balaceras, los enfrentamientos… Creció en un barrio lleno de “coyotes” y “halcones”. Los que se dedican a cruzar indocumentados por el Bravo y los que hacen labores de vigilancia para “los malos”.

Esos eran sus camaradas. Tenía más. Algunos más decentes, pero para saber de todo lo que pasaba en el rancho nomás esos eran los buenos. Por eso se juntaba con ellos, no mucho, nomás lo suficiente para que le contaran cosas. Cosas no muy complicadas, cosas de esas que todos saben, pero que nadie las cuenta mejor que los que están bien metidos.  A Rogelio le gustaba saber de primera mano.

Nunca se metió a eso porque le tenía más miedo a los regaños de su mamá que a morirse de un balazo. Pero en el fondo, siempre quiso entrarle.

Con muchos esfuerzos, Rogelio consiguió un buen trabajo, formó una familia y hasta le quedaban ánimos para hacer planes. Ampliar su casa, comprar un terreno, poner un negocio…

El viernes pasado lo encontraron muerto junto con otros tres a la orilla del río. Tenía las manos atadas en la espalda, cinta gris en la boca y los ojos, y un tiro seco en medio de la frente.

Dicen se lo llevaron por error cuando andaba con los otros tres. Que esos sí eran “halcones” y habían quedado mal con alguien. Rogelio nomás estaba con ellos, enterándose de las nuevas noticias del narco.  Alguien ahorita, está contando su historia. 

mayo 23, 2010

La esquizofrenia del embarazo


Son 10 semanas y la cosa como que se compone. 
Más vale que los paliativos de quienes me han asegurado que lo peor son los primero tres meses, se cumplan. Porque no imagino estar así los nueve.
Yo sé que hay quienes piensan que exagero (mientras no lo piense mi marido que es el que cumple mis caprichos, al carajo) y sé que también hay quienes dicen que todo este brete es sicológico. Si es así, he estado desperdiciando mi poder mental y a la mera hasta a la telequinesis le hubiera podido hacer desde cuándo y no estarme parando a cada rato por el plato de confleis.
Lo que sí, es que prometo no volver a burlarme de las mujeres achacosas. Ni de las que sufren de hipocondría ni de las que no saben poner un foco… sabrá dios qué otros castigos me esperan si no muestro mi tolerancia desde ya.
Pero una cosa que debo destacar es el asunto de la esquizofrenia del embarazo. No se cuál sería la forma correcta de decirlo, pero es lo mejor que se me ocurre para explicar el hecho de que, de un momento a otro, uno dejó de ser uno para ser dos… y bien distintos.
Como dijo una amiga: “acéptalo, a partir de ahora tu eres sólo una incubadora”. No importan mis gustos ni mis aficiones ni mis vicios ni mis costumbres nocturnas. 
Como chayotes con singular alegría (foto que debería mandarle a mi madre que nunca consiguió tal cosa), querer pintar es como querer poner a un chango a tocar el piano, el cigarro y la cerveza me producen nauseas (tranquilas defensoras, no es que fume ni tome, pero el olor a cuatro cuadras ya me molesta) y ni hablar de desvelos, porque para las 10 de la noche el sueño es tan insoportable que no hay opción de nada más.
¿Dónde quedé? ¿Dónde aquel brillo en los ojos, apá? 
Ah, porque esa es otra! 
Para quienes aseguran que las mujeres embarazadas se ven radiantes todo el tiempo, pues serán las de la tele o las que tienen chacha, porque a mi nada que me luce.
Que según es porque el cuerpo está produciendo más sangre de la normal y eso mejora la apariencia, quesque la felicidad lo pone a uno muy lindo… pues que me chequen porque a mi se me hace que conmigo eso no está pasando.  Yo cada día me veo menos vigorosa. La felicidad la llevo por dentro y bien oculta. 
Ya sólo quedan dos semanas... veremos.

mayo 17, 2010

Ciudadanos de segunda


El viernes “secuestraron” a Diego Fernández de Cevallos. Y pongo secuestro entre comillas, porque, según el diccionario “El secuestro es el acto por el que se priva de libertad de forma ilegal a una persona o grupo de personas” (hasta ahí concuerda) “normalmente durante un tiempo determinado” (sí, eso también) “y con el objetivo de conseguir un rescate u obtener cualquier tipo de crédito político o mediático”… ahí es donde me pierdo.
Si la intención es conseguir un rescate, pues hacen la llamada y lo piden, no? Ahora, habrá que ver si no es que ya se hizo esa llamada, pero nuestras herméticas autoridades no lo han dicho… porque, eso sí, han dicho de todo, menos de peticiones de rescate.
Habló el Presidente y pidió el rápido esclarecimiento. Habló Fox y se dijo consternado. Habló la Iglesia y pidió a Dios y a los santos por el hombre. Hablaron los partidos exigiendo justicia. Habló hasta el presidente de España para mostrar su apoyo…
Según un trabajo del Instituto Ciudadano sobre Delitos e Inseguridad (ICESI), en el 2008, se cometen en promedio 17 secuestros al día en México. Pero el mismo ICESI asegura que la “cifra negra” (o de casos no denunciados) es de 9 por cada secuestro declarado… es decir que serían, por día, unos 153.
Y, no se ustedes, pero yo no he visto a Calderón ni a Fox ni a la Iglesia ni a los partidos y menos al presidente de España hablar 153 veces al día de todos los demás secuestrados… es más, ni 17 veces.
Ahí es donde uno comienza con dudas y malos pensamientos… ¿Por qué es más importante “El Jefe” Diego que los otros 155 secuestrados diarios? 
¿Por lo mismo que fue más importante Paulette que los 49 niños que murieron en Hermosillo? 
¿Por qué no es lo mismo morir en Interlomas que en una guardería del Seguro Social? 
¿Por lo mismo que el caso de Salvador Cabañas no fue igual que el de los cientos de jóvenes que balean en los bares todas las noches? 
No me parece.
Entiendo las repercusiones políticas de una situación así ( o más o menos las entiendo). Me queda claro que la desaparición de un personaje público es un desafío por parte del crimen organizado, es decirles a todos “podemos hacer lo que queremos cuando queremos lo mismo con alguien en un bocho que con alguien en una Tahoe”… 
Pero, pues eso ya lo sabemos. A nosotros, ciudadanos de segunda, eso nos queda perfectamente claro. A todos, menos a las autoridades…. 
Ellos necesitan la muerte de una niña de Interlomas para conmoverse. Necesitan la violencia hacia un jugador de futbol para cerrar un bar. Ellos necesitan la desaparición de un ciudadano de primera para exigir justicia y el rápido esclarecimiento. No me parece. 

mayo 14, 2010

Breve e insulsa reflexión

En medio de mis molestos achaques y mis interminables arrebatos de sueño, me di tiempito para una breve, pero muy profunda reflexión.
Ortodoxos creyentes y personas susceptibles a los temas de religión, evítense la pena y mejor hagan clic aquí.
Los otros, la pedacera hereje, continúen bajo su propio riesgo.
La reflexión es la siguiente:
Según la Biblia, el único propósito del sexo es la reproducción... verdad?
Y se supone que NO cumplir con el mandato divino trae consecuencias, castigo, anuncio o advertencia divina... no?
Luego entonces, tener sexo nomás por el puro gusto es pecado. Usar condón también es pecado... estamos?
Mi duda pues es...
Cuando tenía sexo por gusto y con condón me sentía súper sana, radiante y feliz, era yo un cascabelito de la sierra. Ninguna consecuencia, castigo, anuncio o advertencia divina visible.
Ahora que cumplí con el mandato bíblico de la reproducción, ando que me lleva la shingada, con cara de mal cogida, con ojos de jícama con chile del maldito sueño y vomitando por los rincones temerosa que alguien me vea... ¿ese es el premio??? Hombre! pues gracias, eh.

mayo 07, 2010

De la esquizofrenia y la reivindicación


Hace días, tuve una desafortunada incursión como blog invitado en un periódico regional. A mi favor puedo decir que el texto íntegro había sido escrito al garete como mero desahogo personal y cuando el encargado de la página de internet de dicho periódico me pidió autorización para usar mis piensos, ni siquiera le entendí para qué lo quería. Nomás dije sí. (moraleja: decir sí sin saber a qué puede producir humillaciones públicas. Se me ocurren como 200 ejemplos más de esto, pero no ahondaré en el tema... por ahora).
La cosa es que el asunto de mi texto de verdad era interesante. Mal planteado y fuera de contexto en ese blog, pero interesante. Por eso ahora que me dieron la oportunidad de escribir aquí decidí reivindicarme... o tratar, que al fin tampoco es que mi reputación tenga mucho que rescatar.
El escrito en cuestión era sobre la controvertida Ley SB1070, para los más coloquiales, la Ley de Arizona que implicaba detener a cualquiera con aspecto de inmigrante ilegal (que para ser más precisos ahora fue modificada a Ley HB2162, para prohibir el perfil racial en las detenciones y de paso hacerla aún más contradictoria).
Y es que de entrada ¿qué es "aspecto de inmigrante ilegal"?
O sea, ¿cómo distingues a un inmigrante legal, de un residente con antecedentes penales o de un descendiente de inmigrante legal?
Es como cuando fui a cambiar un IPOD porque no sonaba y la muchacha de atención a clientes se lo puso en el oído y me preguntó: 
- ¿Se le cayó?
Nop.
- Es que suena como si se le hubiera caído.
¿Cómo carajos suena un IPOD que se cayó, si además lo llevé justamente porque no sonaba nada? 
Si después de eso me dice que suena como si se cayó de una altura de 75 cm mientras sonaba una canción de Black Sabbath juro que le hubiera echado agua bendita (de esa que nunca me falta en mi bolso adornado con chaquiras). Sólo a esa mujer le podría creer que sabe distinguir a un inmigrante ilegal de uno legal. A nadie más.
Bueno, me desvié. 
El punto era que sobre esa Ley yo tenía un esquizofrénico debate. Una parte de mi (no sé determinar cuál parte exactamente) justifica el hecho de que ellos, los gringos, tengan todo el derecho de poner las reglas que se les antoje en su país. Que para eso es de ellos.
Si yo quiero que a mi casa sólo entren personas vestidas de azul, pues sólo esas van a entrar que es muy mi casa y yo la pagué (bueno, la tiene el infonavit, pero el punto es que las escrituras son mías). Si estoy o no en un error, o si los demás están o no de acuerdo, es otro boleto. Derecho a hacerlo, tengo. Y al que no le guste, pos que no vaya a mi casa.
Pero por otra parte está el asunto de la naturaleza de gringolandia. Un país formado y, en gran parte sostenido, por inmigrantes... legales y/o ilegales.
Un país que no tiene aborígenes porque los mataron a todos ( y luego hicieron Pocahontas para calmar su conciencia). Un país hecho con pedazos de todos los demás países. ¿Cómo se atreve un país así a poner ahora restricciones a lo que por años los ha mantenido con vida?
Son racistas, violadores de los derechos humanos, necios, intransigentes, soberbios y mil cosas más... pero entonces viene otra partecita de mi debate personal: Pero si ya sabemos cómo son, ¿pos a qué vamos??? 
Busquemos las soluciones ACÁ. Tratemos de generar, ACÁ, más fuentes de empleos. Usemos toda esa energía que ahorita gastamos en marchas de protestas por esa Ley, en marchas para que los jornaleros ACÁ sean mejor pagados, para que el gobierno ACÁ se ponga a hacer su jale, para que la gente ACÁ pueda aspirar a una mejor calidad de vida. Una vida decente, que tampoco nadie les garantiza que allá la van a conseguir.
El esfuerzo es el mismo. Yo no lo sé de cierto, pero supongo que cansa igual la pizca del algodón allá que aquí. Cansa igual limpiar una casa allá que acá. Cansa igual limpiar un jardín allá que aquí. Porque no nos hagamos, cuántos de los mexicanos que se van de ilegales tienen la posibilidad de poner un despacho de abogados, o armar una empresa de publicidad... no.
Si muchos de los inmigrantes ilegales terminan haciendo eso allá, por qué no pelear para que esas mismas cosas sean bien pagadas acá... ¿no? 
¿O que de plano será muy complicado?