mayo 23, 2010

La esquizofrenia del embarazo


Son 10 semanas y la cosa como que se compone. 
Más vale que los paliativos de quienes me han asegurado que lo peor son los primero tres meses, se cumplan. Porque no imagino estar así los nueve.
Yo sé que hay quienes piensan que exagero (mientras no lo piense mi marido que es el que cumple mis caprichos, al carajo) y sé que también hay quienes dicen que todo este brete es sicológico. Si es así, he estado desperdiciando mi poder mental y a la mera hasta a la telequinesis le hubiera podido hacer desde cuándo y no estarme parando a cada rato por el plato de confleis.
Lo que sí, es que prometo no volver a burlarme de las mujeres achacosas. Ni de las que sufren de hipocondría ni de las que no saben poner un foco… sabrá dios qué otros castigos me esperan si no muestro mi tolerancia desde ya.
Pero una cosa que debo destacar es el asunto de la esquizofrenia del embarazo. No se cuál sería la forma correcta de decirlo, pero es lo mejor que se me ocurre para explicar el hecho de que, de un momento a otro, uno dejó de ser uno para ser dos… y bien distintos.
Como dijo una amiga: “acéptalo, a partir de ahora tu eres sólo una incubadora”. No importan mis gustos ni mis aficiones ni mis vicios ni mis costumbres nocturnas. 
Como chayotes con singular alegría (foto que debería mandarle a mi madre que nunca consiguió tal cosa), querer pintar es como querer poner a un chango a tocar el piano, el cigarro y la cerveza me producen nauseas (tranquilas defensoras, no es que fume ni tome, pero el olor a cuatro cuadras ya me molesta) y ni hablar de desvelos, porque para las 10 de la noche el sueño es tan insoportable que no hay opción de nada más.
¿Dónde quedé? ¿Dónde aquel brillo en los ojos, apá? 
Ah, porque esa es otra! 
Para quienes aseguran que las mujeres embarazadas se ven radiantes todo el tiempo, pues serán las de la tele o las que tienen chacha, porque a mi nada que me luce.
Que según es porque el cuerpo está produciendo más sangre de la normal y eso mejora la apariencia, quesque la felicidad lo pone a uno muy lindo… pues que me chequen porque a mi se me hace que conmigo eso no está pasando.  Yo cada día me veo menos vigorosa. La felicidad la llevo por dentro y bien oculta. 
Ya sólo quedan dos semanas... veremos.

2 comentarios:

Unknown dijo...

Es una cabronada que una tenga que hacer revisión de sus desprecios cuando le toca sufrir cosas que antes, en las otras, le daban risa. Pero pues así es y lo bueno es que pasará y darás a luz y te saldrá una pelotilla hermosa (da igual si es fea, será hermosa a huevo) y nunca ma´s te dolerá nada porque ni tiempo tendrás de acordarte que tienes cuerpo. Así hasta que el bicho cumpla los 50, más menos.

Anónimo dijo...

Jajajaja me encantó el consuelo que te brindó la Tribeca jajaja. Siento mucho no poder ser empática contigo y decirte que te creo los achaques.. Pero en sí, casi nunca te creí nada, por qué he de creerte ahora? Te quiero gaymente negra... La Gaff